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Fin de semana barroco en San Luis Potosi.

san luis potosi

La alegría que se respira a través de sus plazas y parques que dan cabida a músicos y bailarines atrapan al viajero, rodeado de edificios coloniales de arquitectura barroca y neoclásica. La capital dibuja antiguas callejuelas por donde marchan a sordo compás las cofradías de la Procesión del Silencio en Semana Santa.

Su magia consiste en narrar miles de historias que como tatuajes en la cantera rosada, el pasado se hace presente rodeado de un halo de misticismo.

El centro histórico de la capital del estado, a manera de ser un museo al aire libre por la cantidad de monumentos que en él existen, es el tercero en importancia en el país. Su bulliciosa vida nocturna va acompañada de una inusual iluminación, aspecto que le permitió ser catalogada como la primera ciudad en Latinoamérica en pertenecer al programa de Ciudades Luz.

Antiguamente, se afirma, que a raíz del descubrimiento de las minas del Cerro de San Pedro en 1591, y ante la falta de agua, los primeros mineros se asentaron en el cercano valle de San Luis. Como pueblo minero nació el 3 de noviembre de 1592.

Posterior al arribo de las órdenes franciscanas, agustinas, juaninas y mercedarias, la riqueza producida por las minas convirtió a San Luis Potosíen la tercera entidad más importante del virreinato, de tal suerte que en 1556, le fue otorgado el título de ciudad y escudo de armas respectivo.

Actualmente, vecino de nueve estados, es ideal para conocer en un fin de semana, se localiza a seis horas de distancia de la ciudad de México en autobús o en auto, y antes de iniciar cualquier recorrido por la mañana o al mediodía, se sugiere de entrada, sólo de entrada, darse el lujo de deleitar el paladar con él sazón de su cocina.

Básicas son las exquisitas enchiladas potosinas que parecidas a pequeñas empanadas de queso, están preparadas con maíz rojo, coloreado con chile ancho, y acompañadas con fríjoles, crema y guacamole. Si no, entonces unas ríoverdenses, o el guiso borracho o el asado de boda.

Después de almorzar se recomienda un recorrido por el centro histórico: la plaza Fundadores, la de Armas, el palacio municipal, la catedral, la plaza del Carmen y la de San Francisco, sin olvidar el Hotel Palacio de San Agustín, el primero y único hotel museo en Latinoamérica, además los museos del Virreinato y de la Máscara.

El recinto del Hotel Palacio de San Agustín se encuentran en el antiguo portillo de San Agustín, hoy calle de Galeana, esquina con la antigua calle de la Cruz, hoy 5 de Mayo. Su construcción data del siglo XVII y fue residencia de frailes agustinos que tuvieron en su imaginación la idea de construir una escalera helicoidal los condujera al Cielo, donde un coro de ángeles los prepara en una capilla en su ascensión.

Aquí se puede contratar un recorrido en carruaje de época. Su precio para cuatro personas, por el centro histórico va de los 300 a los 400 pesos.

Por otra parte, las salas del Museo del Virreinato invitan a dar un recorrido desde la caída del imperio mexica, en 1521, hasta la consumación de la Independencia, en 1821.

La exposición temporal Los grandes maestros del Arte Novohispano, exhibe pintura religiosa; arte suntuario y hierro forjado; esculturas y retratos.

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